Somos salvos por gracia nada mas sin las obras de la ley (Rom.3:28)

Pero por esta razón la ley y el evangelio obran mano a mano para la redención del ser humano pecador. No pueden ser enemigos. La ley no puede eliminar el pecado ni tampoco vino Jesús para eliminar la ley, sino la condenación de la ley. No podemos ganar la salvación por nuestras buenas obras ni por una obediencia estricta a la ley de los Diez Mandamientos.

La obediencia es el fruto de nuestra salvación en Cristo. Es la expresión externa de nuestra profunda gratitud en respuesta al amor inconmensurable de Dios. Los creyentes que lleguen a comprender el valor que Cristo nues- tro Señor le daba a la ley, y cómo la magnificó en su vida, estarán ansiosos de seguir sus pasos. AMÉN

Sólo así podemos entender lo que dijo el rey David

Al músico principal. Salmo de David.

1 Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.
4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.(Sal.40:1-4)

Rafael Díaz

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