La hora del juicio.

7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.(Apoc.14:7 RV1960)

Tanto Cristo como el Padre participan en el juicio investigador. Antes de volver a esta tierra en “las nubes del cielo”, Cristo como “Hijo del hombre” ‘viene con las nubes del cielo” hasta “el Anciano de días”, Dios el Padre, y se presenta delante de él (Daniel 7:13). Desde su ascensión, Cristo ha actuado como Sumo Sacerdote, nuestro intercesor delante de Dios (Hebreos 7:25). Pero en esta ocasión, viene para recibir el reino (Daniel 7:14).

PRIMER PROPÓSITO

1-La vindicación del carácter de Dios.

Es Dios el primero que esta siendo juzgado por las acusaciones de Satanás echas en el cielo desde el principio de la gran controversia (Job1,2;Apoc.127-12)

4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado.(Rom.3:4)

4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.(Sal.51:4)

Por medio de las actividades del cuerno pequeño, Satanás procuró desafiar la autoridad de Dios. Las acciones de ese poder han pisoteado y arrojado reproche sobre el Santuario celestial, el centro del go- bierno de Dios. Las visiones de Daniel señalan un juicio anterior al advenimiento en el cual Dios pronunciará un veredicto de condenación sobre el cuerno pequeño, y por extensión sobre el mismo Satanás. A la luz del Calvario, todas las acusaciones de Satanás serán refutadas. Todos comprenderán y estarán de acuerdo en que Dios estuvo siempre en lo correcto; que no tiene responsabilidad alguna por el problema del pecado. Su carácter saldrá inmaculado de la prueba, y su gobierno de amor será confirmado.

Pero el plan de redención tenía un propósito todavía más amplio y profundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra únicamente por este motivo; no vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo acataran la ley de Dios como debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter de Dios ante el universo. A este resultado de su gran sacrificio, a su influencia sobre los seres de otros mundos, así como sobre el hombre, se refirió el Salvador cuando poco antes de su crucifixión dijo: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”. Juan 12:31, 32. El acto de Cristo, de morir por la salvación del hombre, no solo haría accesible el cielo para los hombres, sino que ante todo el universo justificaría a Dios y a su Hijo en su trato con la rebelión de Satanás. Demostraría la perpetuidad de la ley de Dios, y revelaría la naturaleza y las consecuencias del pecado. – {PP 49.1}

SEGUNDO PROPÓSITO

2-La vindicación del pueblo de Dios.

El mismo juicio que resulta en la condenación del poder apóstata del cuerno pequeño, “fue dado a favor de los santos del Altísimo” (Daniel 7:22; VM). En verdad, este juicio no solo vindica a Dios delante del universo, sino también a su pueblo. Los santos han sido despreciados y perseguidos por su fe en Cristo a través de los siglos; ahora este juicio pone las cosas en su lugar. El pueblo de Dios verá cumplirse la promesa de Cristo: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32; ver también Lucas 12:8, 9; Apocalipsis 3:5).

(CADSD Copia ,editado y ampliado por Rafael Díaz )

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