La verdad acerca del santuario | Cristo en su Santuario


Al Referirse a lo que debía ser realizado por la naciente Iglesia Adventista del Séptimo Día antes de la venida del Señor, Elena de White escribió en 1883: {CES 7.1}

“La mente de los creyentes debía ser dirigida al Santuario celestial, donde Cristo ha entrado para hacer expiación por su pueblo”.—Mensajes Selectos 1:77. {CES 7.2}

En un período de crisis, en 1906, cuando fueron puestas en tela de juicio ciertas enseñanzas básicas de los adventistas, ella escribió: {CES 7.3}

“La correcta comprensión del ministerio en el Santuario celestial es el fundamento de nuestra fe”.—El Evangelismo, 165. {CES 7.4}

 

El fin de los 2.300 días

 

Entre las profecías que constituían el fundamento del despertar adventista de la década de 1830 y comienzos de 1840 estaba la de (Daniel 8:14): “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”. Elena de White, que pasó por la experiencia de esos años, explica cuál fue la aplicación que se le dio a esta profecía: {CES 7.5}

“En común con el resto del mundo cristiano, los adventistas creían entonces que la Tierra, o alguna parte de ella, era el Santuario. Entendían que la purificación del Santuario era la purificación de la Tierra por medio del fuego del último gran día, y que ello se verificaría en la segunda venida. De ahí que concluyeran que Cristo volvería a la Tierra en 1844”.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 461. {CES 7.6}

Este período profético terminó el 22 de octubre de 1844. La desilusión de los que esperaban encontrar a su Señor en ese día fue muy grande. Hiram Edson, un diligente estudioso de la Biblia que vivía en el Estado de Nueva York, describe lo que ocurrió con el grupo de creyentes del cual él formaba parte: {CES 8.1}

“Nuestras expectativas iban en aumento mientras esperábamos la llegada de nuestro Señor, hasta que el reloj marcó las doce a medianoche. El día había pasado, y nuestro chasco llegó a ser una certeza. Nuestras más caras esperanzas y expectativas fueron barridas, y nos sobrevino un deseo de llorar como nunca antes habíamos experimentado. La pérdida de todos los amigos terrenales no se hubiera comparado con lo que sentimos entonces. Lloramos y lloramos hasta que el día amaneció… {CES 8.2}

“Me decía a mí mismo: ‘Mi experiencia adventista ha sido la más brillante de toda mi vida cristiana… ¿Ha fallado la Biblia? ¿No hay Dios, ni cielo, ni ciudad de oro, ni paraíso? ¿Es todo nada más que una fábula astutamente inventada? ¿No hay realidad detrás de nuestras más caras esperanzas y expectativas?…’ {CES 8.3}

“Comencé a sentir que podría haber luz y ayuda para nosotros en nuestro dolor. Dije a algunos de los hermanos: ‘Vayamos al granero’. Entramos en éste, cerramos las puertas y nos arrodillamos delante del Señor. Oramos fervientemente porque sentíamos nuestra necesidad. Continuamos en ferviente oración hasta que recibimos del Espíritu la certeza de que nuestras oraciones habían sido aceptadas y de que se nos daría luz; la razón de nuestro chasco sería explicada en forma clara y satisfactoria. {CES 8.4}

“Después del desayuno dije a uno de mis hermanos: ‘Vayamos a ver y animar a algunos de nuestros hermanos’. Salimos, y mientras pasábamos por un gran campo, fui detenido en medio de él. El cielo pareció abrirse ante mi vista, y vi definida y claramente que en vez de que nuestro Sumo Sacerdote saliese del Lugar Santísimo del Santuario celestial para venir a esta Tierra en el décimo día del mes séptimo, al fin de los 2.300 días, había entrado por primera vez, en ese día, en el segundo departamento de ese Santuario, y que tenía una obra que realizar en el Lugar Santísimo antes de venir a la Tierra; que había venido a las bodas o, en otras palabras, al Anciano de días, para recibir el reino, el dominio y la gloria; y que debíamos esperar su retorno de las bodas. Entonces mi mente fue dirigida al (capítulo 10) del Apocalipsis, donde pude ver que la visión había hablado y no había mentido”.—Manuscrito inédito publicado parcialmente en la The Review and Herald, 23 de junio de 1921. {CES 8.5}

A esto le siguió una cuidadosa investigación de los pasajes de las Escrituras referentes al tema -particularmente de la Epístola a los Hebreos- por parte de Hiram Edson y dos de sus más cercanos colaboradores: un médico, el Dr. F. B. Hahn, y un maestro, O. R. L. Crosier. El resultado de estos estudios conjuntos fue registrado por Crosier y publicado primero en The Day Dawn [El Amanecer del Día], un periódico de circulación limitada, y luego reescrito y ampliado se publicó en un número especial del.—Day-Star [Estrella Matutina], 7 de febrero de 1846. Esta era la revista adventista de mayor circulación, y se publicaba en Cincinnati, Ohio. Por este medio se alcanzó a un buen número de creyentes adventistas desilusionados. La presentación, un tanto extensa pero bien cimentada en las Escrituras, infundió esperanza y ánimo a los corazones de estos hermanos, puesto que mostraba claramente que el Santuario que debía ser purificado al fin de los 2.300 días estaba en el cielo, y no en la Tierra como lo habían creído antes. {CES 9.1}

Elena de White, en una declaración escrita el 21 de abril de 1847, expresó lo siguiente en respaldo del artículo de Crosier acerca del Santuario: {CES 9.2}

“El Señor me mostró en visión, hace más de un año, que el Hno. Crosier tenía la verdadera luz en cuanto a la purificación del Santuario… y que era su voluntad que el Hno. Crosier escribiera la explicación que nos había dado en el. Day-Star Extra, 7 de febrero de 1846. Me siento plenamente autorizada por el Señor para recomendar ese Extra a cada santo”.—A Word to the Little Flock, 12. {CES 9.3}

Posteriormente escribió acerca del rápido desarrollo de la comprensión de esta doctrina que siguió al chasco: {CES 9.4}

“El transcurso del tiempo en 1844 fue un período de grandes eventos, los cuales abrieron ante nuestros asombrados ojos la purificación del Santuario, hecho que se está verificando en el cielo y tiene una definida relación con el pueblo de Dios en la Tierra” (Manuscrito 13, 1889; publicado en El otro poder, 30). {CES 9.5}

 

Una verdad establecida por el testimonio del Espíritu Santo

 

Las visiones que recibió Elena de White, aunque no se adelantaron al estudio de la Biblia, confirmaron la solidez de la posición de que el 22 de octubre de 1844 había comenzado un importante aspecto del ministerio de Cristo en el Santuario celestial. Gradualmente la amplitud y la profundidad del tema fueron evidentes para los creyentes adventistas. En años posteriores, al rememorar aquella experiencia, ella recalcó los estudios que habían realizado y las evidencias manifiestas de la mano guiadora de Dios: {CES 10.1}

“Muchos de nuestros hermanos no comprenden cuán firmemente han sido establecidos los fundamentos de nuestra fe. Mi esposo, el Pr. José Bates, el padre Pierce*, el Pr. [Hiram] Edson y otros que eran perspicaces, nobles y sinceros, se contaban entre los que, después de pasar la fecha de 1844, escudriñaban en procura de la verdad como quien busca un tesoro escondido. Me reunía con ellos, y estudiábamos y orábamos fervientemente. Con frecuencia permanecíamos juntos hasta tarde en la noche, y a veces pasábamos toda la noche orando por luz y estudiando la Palabra. Vez tras vez esos hermanos se reunían para estudiar la Biblia con el fin de poder conocer su significado y estar preparados para enseñarla con poder. Cuando llegaban al punto en su estudio donde decían: ‘No podemos hacer nada más’, el Espíritu del Señor descendía sobre mí y era arrebatada en visión, y se me daba una clara explicación de los pasajes que habíamos estado estudiando, con instrucciones en cuanto a cómo debíamos trabajar y enseñar con eficacia. Así se nos daba luz para ayudarnos a entender los textos acerca de Cristo, su misión y su sacerdocio. De repente vi con toda claridad la secuencia de verdad que se extendía desde ese tiempo hasta cuando entremos en la ciudad de Dios, y comuniqué a otros las instrucciones que el Señor me había dado. {CES 10.2}

“Durante todo ese tiempo no podía entender el razonamiento de los hermanos. Mi mente estaba cerrada, por así decirlo, y no podía comprender el significado de los textos que estábamos estudiando. Esta fue una de las mayores tristezas de mi vida. Quedaba en esa condición mental hasta que, en armonía con la Palabra de Dios, se aclaraban en nuestras mentes todos los principales puntos de nuestra fe. Los hermanos sabían que cuando yo no estaba en visión no podía entender esos asuntos, y aceptaban como luz enviada del cielo las revelaciones dadas”.—Mensajes Selectos 1:241, 242. {CES 10.3}

La comprensión de que Cristo había entrado en el Lugar Santísimo del Santuario celestial para comenzar la etapa final de su ministerio en favor de nosotros, tipificado por el ritual del Santuario puesto en práctica por el antiguo Israel, suscitó solemnes sentimientos en los corazones de nuestros pioneros adventistas. Las verdades eran tan claras, tan grandiosas, tan vitales, que les costaba creer que sobre ellos descansaba la responsabilidad de impartir esta luz a otros. Elena de White escribió acerca de la certeza de su posición: {CES 11.1}

“Hemos de afirmarnos en la fe, en la luz de la verdad que se nos dio en nuestra experiencia inicial. En aquel tiempo se nos presentaba un error tras otro; pastores y doctores introducían nuevas doctrinas. Solíamos escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo traía la verdad a nuestra mente. A veces dedicábamos noches enteras a investigar las Escrituras y a pedir con fervor la dirección de Dios. Hombres y mujeres piadosos se reunían en grupos con este propósito. El poder de Dios descendía sobre mí, y era capacitada para definir claramente lo que es verdad y lo que es error. {CES 11.2}

“Al ir siendo así establecidos los puntos de nuestra fe, nuestros pies se asentaban sobre un fundamento sólido. Aceptamos la verdad punto por punto, bajo la demostración del Espíritu Santo. Yo solía quedar arrobada en visión y se me daban explicaciones. Se me dieron ilustraciones de las cosas celestiales y del Santuario, de manera que fuimos colocados donde la luz resplandecía sobre nosotros con rayos claros y definidos. {CES 11.3}

“Sé que la cuestión del Santuario, tal cual la hemos sostenido durante tantos años, se basa en la justicia y la verdad”.—Obreros Evangélicos, 317, 318. {CES 11.4}

Los pioneros del movimiento vieron que la verdad del Santuario era fundamental en relación con toda la estructura de la doctrina adventista. Jaime White, en 1850, reimprimió los fragmentos esenciales de la primera presentación que hizo del tema O. R. L. Crosier y comentó: {CES 11.5}

“El tema del Santuario debiera ser cuidadosamente examinado, puesto que en él descansa el fundamento de nuestra fe y esperanza” (The Advent Review [La Revista Adventista], número especial combinado). {CES 12.1}

 

El santuario y el sábado

 

En el contexto de una revelación acerca del Santuario celestial se confirmó la verdad del sábado, y eso fue en la visión que se le dio a Elena de White el 3 de abril de 1847 en el hogar de los Hnos. Howland, en Topsham, Maine. Esto es lo que ella escribió:{CES 12.2}

“Sentimos un inusual espíritu de oración, y mientras orábamos el Espíritu Santo descendió sobre nosotros. Estábamos muy felices. Pronto perdí noción de las cosas terrenas y quedé arrobada en una visión de la gloria de Dios. Vi a un ángel que volaba con presteza hacia mí. Me llevó rápidamente de la Tierra a la santa ciudad, donde vi un templo en el que entré. Antes de llegar al primer velo pasé por una puerta. Ese velo se levantó y entré en el Lugar Santo, donde vi el altar del incienso, el candelabro de siete lámparas y la mesa con los panes de la proposición. Después de ver la gloria del Lugar Santo, Jesús levantó el segundo velo y pasé al Lugar Santísimo. {CES 12.3}

“En el Santísimo vi un arca, cuya cubierta y cuyos lados estaban recubiertos de oro purísimo. En cada extremo del arca había un hermoso querubín con sus alas extendidas sobre el arca. Sus rostros estaban frente a frente y miraban hacia abajo. Entre los ángeles había un incensario de oro, y sobre el arca, donde estaban los ángeles, un resplandor sumamente luminoso que se semejaba a un trono donde mora Dios. Junto al arca estaba Jesús, y, cuando las oraciones de los santos llegaban a él, el humo del incienso surgía del incensario y Jesús ofrecía a su Padre esas oraciones con el humo del incienso. Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro. Jesús las abrió, y vi en ellas los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios. En una tabla había cuatro, y en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos; porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardara en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía; lo circuía un nimbo de gloria. Vi que el mandamiento del sábado no estaba clavado en la cruz, pues de haberlo estado, también lo hubieran estado los otros nueve, y tendríamos libertad para violarlos todos, así como el cuarto. Vi que, por ser Dios inmutable, no había cambiado el día de descanso”.—Primeros Escritos, 32, 33. {CES 12.4}

 

El ataque a la verdad del santuario

 

En el momento cuando algunos vieron claramente las demandas de la ley de Dios, y comenzaron a observar el sábado como día de reposo como ella lo requiere, encontraron una fuerte oposición. Acerca de esto y las razones que los impulsaron, Elena de White explica: {CES 13.1}

“Muchos y intensos fueron los esfuerzos hechos para derribar su fe. Nadie podía dejar de ver que si el Santuario terrenal era una figura o copia del celestial, la ley depositada en el arca en la Tierra era una transcripción exacta de la ley guardada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al Santuario celestial involucraba reconocer las exigencias de la ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaban el ministerio de Cristo en el Santuario celestial”.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 488. {CES 13.2}

No es de extrañarse que quienes en años posteriores apostataran de la Iglesia Adventista usaran la verdad del Santuario como punto de ataque. Esto ocurrió con los Pres. Snook y Brinkerhof, administradores de la Asociación de Iowa, que se apartaron de la iglesia a mediados de 1860, y con D. M. Canright, pastor de influencia que dejó la Iglesia Adventista en 1887 para convertirse en su acerbo enemigo y crítico. No es extraño que las ideas panteístas surgidas a comienzos de ese siglo, expuestas y defendidas tanto por médicos como por pastores, atacaran directamente esta doctrina fundamental. Fue en relación con esto que Elena de White escribiera palabras de advertencia el 20 de noviembre de 1905: {CES 13.3}

“A los médicos misioneros y pastores que han estado bebiendo de los sofismas científicos y las fábulas engañosas contra los cuales han sido advertidos, les digo: Sus almas están en peligro. El mundo debe saber dónde están parados y dónde están parados los adventistas del séptimo día. Dios llama a todos los que han aceptado estos engaños destructores del alma a que no vacilen más entre dos opiniones. Si el Señor es Dios, síganlo. {CES 14.1}

“Satanás, con todas sus huestes, está en el campo de batalla. Los soldados de Cristo deben reunirse en torno del estandarte ensangrentado de Emanuel. En el nombre del Señor, dejen el estandarte negro del príncipe de las tinieblas y tomen posición junto al Príncipe del cielo. {CES 14.2}

“‘El que tiene oídos para oír, oiga’. Lean sus Biblias. Desde un terreno más elevado, bajo la instrucción que me ha sido dada por Dios, presento estas cosas delante de ustedes. Está cercano el tiempo cuando los poderes engañosos de los instrumentos satánicos se desarrollarán plenamente. De un lado está Cristo, a quien le ha sido dado todo poder en el cielo y en la Tierra. Del otro lado está Satanás, que ejerce constantemente su poder para seducir, para engañar con poderosos sofismas espiritualistas, para quitar a Dios del lugar que debiera ocupar en la mente de los hombres. {CES 14.3}

“Satanás se esfuerza constantemente por crear suposiciones fantásticas acerca del Santuario, y degrada las maravillosas representaciones de Dios y el ministerio de Cristo para nuestra salvación en algo que satisfaga a la mente carnal. Elimina su poder rector del corazón de los creyentes, y pone en su lugar teorías fantásticas inventadas para invalidar las verdades de la expiación y destruir nuestra confianza en las doctrinas que hemos considerado sagradas desde que se dio el mensaje del tercer ángel por primera vez. De ese modo extirpa la fe en el mismo mensaje que ha hecho de nosotros un pueblo diferente y que le ha dado significado y poder a nuestra obra”.—Special Testimonies [Testimonios especiales], Serie B, 7:16, 17. {CES 14.4}

Mientras se desarrollaba la crisis panteísta, Elena de White, que asistía a una sesión del Congreso de la Asociación General de 1905, expresó en palabras significativas para nosotros hoy: {CES 14.5}

“En el futuro surgirán engaños de toda clase, y necesitamos terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos columnas sólidas para la edificación. Ni un alfiler ha de ser quitado de lo que el Señor ha establecido. El enemigo introducirá falsas teorías, tales como la doctrina de que no hay Santuario. Este es uno de los puntos que inducirán a apartarse de la fe. ¿Dónde podremos encontrar seguridad si no es en las verdades que el Señor nos ha estado dando en los últimos 50 años?”—El otro poder, 53. {CES 14.6}

Elena de White declaró que las ideas panteístas, tan ardientemente defendidas por algunos, “expulsarían a Dios” e invalidarían la verdad del Santuario.—Special Testimonies, Serie B, 7:16. {CES 15.1}

Aproximadamente por ese mismo tiempo uno de nuestros pastores, a quien identificaremos como “pastor G”, expuso la idea de que cuando Cristo regresó al cielo, después de su ministerio en la Tierra, fue a la presencia de Dios, y que donde Dios está debe ser un Lugar Santísimo; por tanto, el 22 de octubre de 1844 no se produjo su entrada en el Lugar Santísimo del Santuario celestial como creemos y enseñamos. Estos dos conceptos, ambos contrarios a la doctrina del Santuario que sostenemos, indujeron a Elena de White a referirse varias veces a la solidez e integridad de este punto de fe. En 1904 escribió: {CES 15.2}

“Ellos [los hijos de Dios] no deben inducir a nadie a dudar acerca de la personalidad distintiva de Dios, o en cuanto al Santuario y su servicio, por medio de sus palabras o hechos. {CES 15.3}

“Todos necesitamos tener en mente el tema del Santuario. Dios prohíbe que la charla que procede de labios humanos cercene la creencia de nuestros hermanos en la verdad de que hay un Santuario en el cielo, y de que un modelo de ese Santuario se construyó una vez en esta Tierra. El Señor desea que su pueblo se familiarice con ese modelo, teniendo en mente el Santuario celestial donde Dios es todo y está en todo. Debemos mantener nuestra mente vigorizada por la oración y el estudio de la Palabra de Dios, de modo que podamos captar estas verdades”.—Carta 233, 1904. {CES 15.4}

 

Puntos de vista sustentados sólo por el mal uso de las escrituras

 

En 1905, al escribir especialmente de la obra que hacía el “pastor G” en el sentido de socavar la confianza en la verdad del Santuario, Elena de White destacó la falta de solidez del uso que él hacía de la evidencia bíblica y la certeza de nuestra comprensión de la verdad del Santuario. Esto es lo que dijo: {CES 15.5}

“Le he estado rogando al Señor que me dé vigor y sabiduría para reproducir los escritos de los testigos que fueron confirmados en la fe en los primeros tiempos del mensaje. Después que pasó el tiempo en 1844, ellos recibieron la luz y caminaron en la luz; y cuando los hombres que pretendían tener nueva luz se presentaron con sus maravillosos mensajes acerca de diversos puntos de las Escrituras, nosotros, por medio de la operación del Espíritu Santo, tuvimos testimonios precisos y apropiados que anularon la influencia de tales mensajes, tales como el que el pastor G estuvo ocupado en presentar.* Este pobre hombre ha estado trabajando decididamente en contra de la verdad que ha confirmado el Espíritu Santo. {CES 16.1}

“Cuando el poder de Dios testifica en cuanto a lo que es verdad, esa verdad debe mantenerse para siempre como la verdad. No se debe dar cabida a ninguna suposición posterior contraria a la luz que Dios ha dado. Se levantarán hombres con interpretaciones de las Escrituras que son verdad para ellos, pero que no son la verdad. La verdad para este tiempo nos ha sido dada por Dios como un fundamento para nuestra fe. Él mismo nos ha enseñado lo que es verdad. Se levantará uno, y después otro, con una nueva luz que contradiga la luz que Dios ha dado mediante la demostración de su Espíritu Santo. Todavía están vivos unos pocos de los que pasaron por la experiencia que logramos al establecer esta verdad. Dios ha preservado bondadosamente sus vidas para que repitan y repitan hasta el fin de sus días la experiencia por la cual pasaron, así como lo hizo el apóstol Juan hasta el fin de su vida. Y los portaestandartes que han fallecido hablarán mediante la reimpresión de sus escritos. Se me ha instruido en el sentido de que así se han de oír sus voces. Han de dar testimonio de lo que constituye la verdad para este tiempo. {CES 16.2}

“No debemos recibir las palabras de los que vienen con un mensaje que contradice los puntos especiales de nuestra fe. Reúnen una cantidad de versículos y los amontonan como pruebas en torno de las teorías que sostienen. Eso se ha hecho vez tras vez durante los últimos 50 años. Y al mismo tiempo que las Escrituras son la Palabra de Dios y deben ser respetadas, constituye un gran error su aplicación si ésta mueve un pilar del fundamento que Dios ha sostenido durante estos 50 años. El que hace tal aplicación no conoce la maravillosa demostración del Espíritu Santo que dio poder y fuerza a los mensajes del pasado que recibió el pueblo de Dios. {CES 16.3}

“Las pruebas del pastor G no son dignas de confianza. Si se las recibiera, destruirían la fe del pueblo de Dios en la verdad que nos ha hecho lo que somos. {CES 17.1}

“Debemos ser decididos en este asunto, pues no son correctos los puntos que él trata de probar mediante las Escrituras. No prueban que la experiencia pasada del pueblo de Dios fue un engaño. Tuvimos la verdad; fuimos dirigidos por los ángeles de Dios. La presentación del tema del Santuario se dio bajo la dirección del Espíritu Santo. Los que no participaron en la gestación de nuestra fe serán elocuentes si guardan silencio. Dios nunca se contradice. Las pruebas bíblicas están mal aplicadas si se las fuerza para testificar lo que no es verdadero. Se levantarán otro y otro más y presentarán lo que pretenden que es gran luz y expondrán sus opiniones. Pero nos mantenemos fieles a los hitos antiguos se cita”. 1 Juan 1:1-10.—Mensajes Selectos 1:188-190. {CES 17.2}

 

La realidad del santuario celestial afirmada

 

Repetidas veces encontramos en los escritos de Elena de White declaraciones acerca de la realidad del Santuario celestial, su moblaje y su servicio. Una de ellas fue escrita en 1880, cuando se refirió a la experiencia de los creyentes adventistas después del chasco: {CES 17.3}

“En su investigación descubrieron que el Santuario terrenal, edificado por Moisés al mandato de Dios de acuerdo con el modelo que se le mostró en el monte, era un símbolo para ese tiempo, en el cual se presentaban ofrendas y sacrificios; que sus dos lugares santos eran figuras de las cosas celestiales; que Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, es ministro del Santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre ver. Hebreos 9:9; 8:5, 2… {CES 17.4}

“El Santuario celestial, en el cual Jesús ministra en favor de nosotros, es el gran original, del cual el Santuario edificado por Moisés fue una copia… {CES 18.1}

“El esplendor sin par del Santuario terrenal reflejaba ante la vista humana las glorias del templo celestial donde Cristo, nuestro precursor, ministra por nosotros ante el trono de Dios. {CES 18.2}

“Así como en el Santuario terrenal había dos compartimientos, el Santo y el Santísimo, así hay dos lugares santos en el Santuario celestial. Y el arca que contiene la ley de Dios, el altar del incienso y otros instrumentos de servicio que se encontraban en el Santuario terrenal también tienen su contraparte en el Santuario de arriba. En santa visión se le permitió al apóstol Juan entrar en el cielo y allí él contempló el candelabro y el altar del incienso, y cuando ‘el templo de Dios fue abierto’ vio ‘el arca de su pacto’. Apocalipsis 4:5; 8:3; 11:19. {CES 18.3}

“Los que buscaban la verdad encontraron pruebas irrefutables de la existencia de un Santuario en el cielo. Moisés hizo el Santuario terrenal a partir de un modelo que se le mostró. Pablo declara que el modelo es el verdadero Santuario que está en los cielos. Juan testifica que lo vio en el cielo”.—The Spirit of Prophecy 4:260, 261. {CES 18.4}

Con anterioridad ella había escrito especialmente acerca del moblaje: {CES 18.5}

“También se me mostró en la Tierra un Santuario con dos departamentos. Se parecía al del cielo, y se me dijo que era una figura del celestial. Los enseres del primer departamento del Santuario terrestre eran como los del primer departamento del celestial. El velo estaba levantado; miré el interior del Lugar Santísimo y vi que el moblaje era el mismo que el del Lugar Santísimo del Santuario celestial”.—Primeros Escritos, 252. {CES 18.6}

 

El Arca y la ley en el santuario celestial

 

En diferentes ocasiones ella habló y escribió acerca del arca en el Lugar Santísimo del Santuario celestial. Una de esas declaraciones fue hecha en un sermón predicado en Orebro, Suecia, en 1886. {CES 18.7}

“Los amonesto: no coloquen su influencia contra los mandamientos de Dios. Esa ley es tal como Jehová la escribió en el templo del cielo. El hombre puede hollar su copia terrenal, pero el original se conserva en el arca de Dios en el cielo; y sobre la cubierta de esa arca, precisamente encima de esa ley, está el propiciatorio. Jesús está allí mismo, delante de esa arca, para mediar por el hombre” “Comentarios de Elena G. de White”.—Comentario Bíblico Adventista 1:1123. {CES 18.8}

En 1903 escribió nuevamente de la realidad del Santuario celestial: {CES 19.1}

“Podría decir mucho con respecto al Santuario; del arca que contiene la ley de Dios; de la cubierta del arca, el propiciatorio; de los ángeles a ambos lados del arca; y de otras cosas relacionadas con el Santuario celestial y con el gran Día de la Expiación. Podría decir mucho acerca de los misterios del cielo; pero mis labios están cerrados. No siento inclinación por tratar de describirlos”.—Carta 253, 1903. {CES 19.2}

 

Los engaños de los últimos días involucrarán verdades vitales

 

Es claro que nuestro adversario, Satanás, tratará de conmover la fe del pueblo de Dios en la doctrina del Santuario en estos “últimos días”. Elena de White escribió: {CES 19.3}

“El Salvador predijo que en los últimos días aparecerían falsos profetas que arrastrarían a discípulos tras sí; y también que los que en ese tiempo de peligro debieran permanecer fieles a la verdad que está especificada en el libro del Apocalipsis, tendrían que enfrentarse con errores doctrinales tan sutiles que, de ser posible, engañarían a los mismos escogidos. {CES 19.4}

“Dios hará que todo sentimiento verdadero prevalezca. Satanás puede jugar hábilmente el juego de la vida con muchas almas, y actúa de la manera más disimulada y engañosa para arruinar la fe del pueblo de Dios y desanimarlo… Obra hoy como lo hizo en el cielo: para dividir al pueblo de Dios en la última etapa de la historia de esta Tierra. Busca crear disensión, suscitar contención y discusión y quitar, si fuera posible, los antiguos hitos de verdad confiados al pueblo de Dios. Trata de que parezca como que el Señor se contradice a sí mismo. {CES 19.5}

“Cuando Satanás se presenta como ángel de luz, atrapa almas en sus redes, engañándolas. Hombres que pretenden haber sido enseñados por Dios adoptarán teorías falaces, y al enseñarlas adornarán de tal manera esas falacias que disimularán los engaños satánicos. De esa manera Satanás se introducirá como ángel de luz y tendrá la oportunidad de presentar sus amenas fábulas. {CES 19.6}

“Tendremos que enfrentar a esos falsos profetas. Se esforzarán por engañar a muchos, induciéndolos a aceptar falsas teorías. Muchos pasajes de las Escrituras serán tan mal aplicados que en apariencia esas teorías engañosas estarán basadas en las palabras que Dios ha hablado. Se apropiarán de la preciosa verdad para sostener y establecer el error. Esos falsos profetas, que pretenden ser enseñados por Dios, tomarán preciosos pasajes de las Escrituras que han sido dados para adornar la verdad, y los usarán como vestiduras de justicia para cubrir teorías falsas y peligrosas. Y aun algunos a quienes en tiempos pasados el Señor honró, se apartarán tanto de la verdad que defenderán teorías erróneas concernientes a muchos aspectos de la verdad,incluso la cuestión del Santuario”.—Manuscrito 11, 1906 [la cursiva es nuestra]. {CES 20.1}

Pocas semanas después ella añadió estas palabras acerca de la importancia de la correcta comprensión de esta verdad: {CES 20.2}

“Sé que la cuestión del Santuario, tal cual la hemos sostenido durante tantos años, está basada en la justicia y la verdad. El enemigo es quien desvía las mentes por caminos alternativos. Le agrada cuando los que conocen la verdad se dedican a coleccionar textos para amontonarlos en derredor de teorías erróneas que no tienen base en la verdad. Los pasajes de la Escritura así empleados están mal aplicados; no fueron dados para sostener el error sino para fortalecer la verdad”.—Obreros Evangélicos, 318. {CES 20.3}

 

Con los ojos fijos en el santuario

 

En ningún momento debemos perder de vista la importante obra que se está haciendo en favor de nosotros en el Santuario celestial. Se nos amonesta: {CES 20.4}

“Como pueblo, debemos ser estudiantes fervientes de la profecía; no debemos descansar hasta que entendamos claramente el tema del Santuario, el cual está expuesto en las visiones de Daniel y de Juan. Este asunto arroja gran luz sobre nuestra posición y nuestra obra actual, y nos da una prueba irrefutable de que Dios nos ha dirigido en nuestra experiencia pasada. Explica nuestro chasco de 1844, mostrándonos que el Santuario que debía ser purificado no era la Tierra, como habíamos supuesto, sino que Cristo entró entonces en el Lugar Santísimo del Santuario celestial y allí está realizando la obra final de su oficio sacerdotal, en cumplimiento de las palabras del ángel comunicadas al profeta Daniel: ‘Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado’. {CES 20.5}

“Nuestra fe con referencia al mensaje de los ángeles primero, segundo y tercero era correcta. Los grandes hitos por los cuales hemos pasado son inamovibles. Aun cuando las huestes del infierno intenten derribarlos de sus fundamentos, y triunfar en el pensamiento de que han tenido éxito, no alcanzarán su objetivo. Esos pilares de verdad permanecen firmes como las montañas eternas, sin ser conmovidos por todos los esfuerzos de los hombres combinados con los de Satanás y su hueste. Podemos aprender mucho, y debemos estar constantemente escudriñando las Escrituras para ver si estas cosas son así. El pueblo de Dios ha de tener ahora sus ojos fijos en el Santuario celestial, donde se está realizando el servicio final de nuestro gran Sumo Sacerdote en la obra del juicio, donde él está intercediendo por su pueblo”.—El Evangelismo, 166. {CES 21.1}

 

Este libro

 

Exceptuando unas pocas notas de pie de página y las preguntas de estudio que están al final de cada capítulo, los materiales presentados a continuación son exclusivamente de la pluma de Elena de White y consisten principalmente en capítulos dePatriarcas y profetas y El conflicto de los siglos, con algunos materiales que los vinculan extraídos de varios otros escritos de Elena de White. En cada caso se da la fuente. Como la mayoría de los lectores debe tener a mano los libros de Elena de White, nos ha parecido innecesario aquí, donde la brevedad es deseable, incluir porciones de capítulos que no están directamente relacionados con el tema: Cristo en su Santuario. {CES 21.2}

 

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