Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos. Apocalipsis 7:9.{MSV76 327.1}
Todas las clases, todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas estarán ante el trono de Dios y del Cordero con sus vestidos inmaculados y sus coronas adornadas con piedras preciosas. Dijo el ángel: “Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas y las han emblanquecido, mientras los amadores de placeres más que de Dios, los sensuales y desobedientes, han perdido ambos mundos. No tienen las cosas de esta vida ni la vida inmortal”.{MSV76 327.2}
Aquella multitud triunfante con cantos de victoria, coronas y arpas, ha pasado por el horno de fuego de la aflicción terrena cuando estaba caldeado y ardía intensamente. Vienen de la miseria, el hambre y la tortura, de la abnegación profunda y los amargos desengaños. Miradlos ahora como vencedores, no ya pobres, ni apenados, ni afligidos y odiados de todos por causa de Cristo. Contemplad sus atavíos celestiales, blancos y resplandecientes, más preciosos que cualquier vestido real. Mirad por fe sus coronas adornadas con piedras preciosas; nunca una diadema semejante engalanó la frente de ningún monarca terreno.{MSV76 327.3}
Escuchad sus voces cuando cantan resonantes hosanas mientras agitan las palmas de la victoria. Una música hermosa llena el cielo cuando sus voces entonan estas palabras: “Digno, digno es el Cordero que fue inmolado y resucitó para siempre. Salvación a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Y la hueste angélica, ángeles y arcángeles, querubines cubridores y gloriosos serafines, repiten el estribillo de aquel canto gozoso y triunfal diciendo: “Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos”. Apocalipsis 7:12.38{MSV76 327.4}
¡Oh!, en ese día quedará a la vista que los justos fueron sabios, en tanto que los pecadores fueron necios… Su paga será humillación y desprecio eternos. Los que hayan sido colaboradores de Cristo estarán entonces junto al trono de Dios, revestidos de pureza y del manto de la justicia eterna.39{MSV76 327.5}
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