Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 1:11.
Estudien los padres el primer capítulo de la segunda epístola de Pedro. Allí está presentada la exaltada excelencia de la verdad bíblica.
Enseña que la experiencia cristiana debe ser de continuo crecimiento, de constante aumento en gracias y virtudes que darán fuerza al carácter y prepararán al alma para la vida eterna…
Es el privilegio de padres e hijos crecer juntos en la gracia de Cristo.
Los que cumplen con las condiciones expuestas en la Palabra hallarán plena provisión para sus necesidades espirituales, y poder para vencer…
El Señor espera que los padres hagan esfuerzos ingentes y unidos en la educación de sus hijos para él. En el hogar deben cultivar las gracias del Espíritu, dando testimonio en todos sus caminos a Aquel que mediante la santificación del Espíritu ha prometido hacernos perfectos en toda buena obra. Cuando los padres despiertan a una verdadera comprensión de sus deberes descuidados se maravillarán de la ceguera espiritual que caracterizó su experiencia pasada…
Los que tienen que llevar un mensaje solemne para la iluminación y salvación del mundo, ¿harán poco o ningún esfuerzo por los miembros de su propia familia que no están convertidos a la verdad? ¿Permitirán los padres que sus mentes estén entretenidas con asuntos de poca monta descuidando la pregunta más importante de todas: “¿Está mi familia preparada para encontrarse con el Señor?”
Cristo está esperando la cooperación de los agentes humanos para poder impresionar los corazones de nuestros niños y jóvenes. Con intenso deseo los seres celestiales anhelan ver a los padres hacer la preparación  esencial para que ellos y sus hijos sean leales a Dios en el conflicto venidero y entren por las puertas en la ciudad de Dios.—The Review and Herald, 12 de octubre de 1911.

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