Hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. 1 Corintios 4:9.{MSV76 136.1}
El mundo es un teatro: Los actores, sus habitantes, se preparan para desempeñar su parte en el último gran drama. En cuanto a las grandes masas humanas, no hay unidad, excepto cuando los hombres se confederan para realizar sus propósitos egoístas. Dios está observando. Sus propósitos con respecto a sus súbditos rebeldes, serán cumplidos. El mundo no ha sido entregado en las manos de lo hombres, aun cuando Dios permite que los elementos de la confusión y el desorden ejerzan dominio temporariamente. Un poder de abajo está actuando para poner en acción la grandes escenas finales del drama: La venida de Satanás, como si fuera Cristo, y su actuación con todo engaño de iniquidad en aquellos que se unen en sociedades secretas. Los que se entregan a la pasión por confederarse están llevando a cabo los planes del enemigo. La causa será seguida por el efecto.12{MSV76 136.2}
La transgresión casi ha llegado a su límite máximo. La confusión llena el mundo, y pronto ha de venir sobre los seres humanos un gran terror. El fin está muy cerca. Nosotros, que conocemos la verdad, hemos de prepararnos para lo que pronto ha de irrumpir sobre el mundo como una sorpresa agobiadora.13{MSV76 136.3}
¿Estamos dormidos como pueblo? ¡Oh, si los jóvenes de ambos sexos de nuestras instituciones, que ahora no están listos para la aparición del Señor, que están inhabilitados para ser miembros de la familia del Señor, pudieran discernir las señales de los tiempos, qué cambio se vería en ellos! El Señor Jesús está llamando a obreros abnegados que sigan sus pisadas, que avancen y trabajen por él, para alzar la cruz y seguir por donde él va.{MSV76 136.4}
Muchos se satisfacen rápidamente ofreciéndole al Señor insignificantes actos de servicio. Su cristianismo es débil. Cristo se entregó a sí mismo por los pecadores. ¡Qué ansiedad por la salvación de las almas debiera llenarnos al ver a los seres humanos que perecen en el pecado! Esas almas han sido compradas por un precio infinito. La muerte del Hijo de Dios en la cruz del Calvario es la medida de su valor. Día tras día están decidiendo si tendrán vida eterna o muerte eterna.14{MSV76 136.5}
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