Vemos a las iglesias de nuestro tiempo propiciando festines, glotonería y disipación en comidas, ferias, danzas y festivales para lograr el propósito de recolectar fondos para la tesorería de la iglesia. Ese es un método inventado por mentes carnales para conseguir fondos sin ningún sacrificio.

Tales ejemplos hacen impresión sobre las mentes de los jóvenes. Ellos toman nota de que las rifas y ferias y juegos están sancionados por la iglesia y creen que hay algo fascinante en obtener recursos por estos medios. . . .

Mantengámonos limpios de todas estas corrupciones, disipaciones y festivales, que pueden entrar en la iglesia, con su influencia desmoralizadora sobre jóvenes y adultos. No es correcto que echemos sobre ellos el manto de la santidad porque los recursos son para ser usados en los propósitos de la iglesia. Tales ofrendas son imperfectas y están contaminadas y llevan en sí la maldición de Dios. Ellas son el precio de las almas. El púlpito puede defender festivales, bailes, rifas, ferias y deleites voluptuosos, para obtener recursos para los propósitos de la iglesia, pero no debemos participar en ninguna de estas cosas; porque si lo hacemos el desagrado de Dios vendrá sobre nosotros. No debemos proponernos apelar a la concupiscencia del apetito o recurrir a esparcimientos carnales como incentivo para los profesos seguidores de Cristo para que den de los recursos que Dios les ha encomendado a ellos. Si ellos no dan voluntariamente, por el amor de Cristo, la ofrenda no será aceptable a Dios de ninguna manera ( Review and Herald, 21-11-1878).

Cuando se necesita dinero para fines religiosos, ¿a qué medios recurren muchas iglesias para obtenerlo? A ventas, a banquetes, a rifas y cosas parecidas. A menudo, los lugares consagrados al servicio divino son profanados por festines en que se bebe, se vende y compra, y donde la gente se divierte. De este modo desaparece en los jóvenes el respeto por la casa de Dios y su culto. Disminuye el dominio propio. El egoísmo, el apetito, el amor por la ostentación son estimulados y se fortifican con la práctica ( Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 328).

¿Y qué impresión se hace sobre las mentes de los incrédulos? El santo estandarte de la Palabra de Dios es humillado en el polvo. El menosprecio cae sobre Dios y sobre el nombre cristiano. Los principios más corruptos se fortalecen al usar esta forma antibíblica para obtener recursos. Y es así como Satanás obra. Los hombres están repitiendo el pecado de Nadab y Abiú. En el servicio de Dios, en lugar del fuego sagrado, usan fuego común. El Señor no acepta tales ofrendas.

Todos estos medios para traer dinero dentro de su tesorería son una abominación para él. Es una devoción espuria la que incita tales proyectos. ¡Oh, cuánta ceguera, cuánta infatuación descansa sobre muchos que proclaman ser cristianos! Los miembros de la iglesia están haciendo lo mismo que hicieron los habitantes del mundo en los días de Noé, cuando los pensamientos de sus corazones eran de continuo el mal. Todos los que temen a Dios deben desechar tales prácticas que son una falsa representación de la religión de Jesucristo ( Review and Herald, 8-12-1896).

En reuniones que se dicen ser cristianas, Satanás echa un disfraz religioso sobre los placeres engañosos y gozos impíos para darles la apariencia de la santidad, y las conciencias de muchos están tranquilas porque los recursos obtenidos serán empleados para sufragar los gastos de la iglesia. Los hombres rehusan dar por amor a Dios, pero por amor al placer y a la indulgencia del apetito, por consideraciones egoístas, ellos colaboran con su dinero.

¿Es porque no hay poder en las lecciones de Cristo sobre la benevolencia, y en su ejemplo, y en la gracia de Dios sobre el corazón para guiar a los hombres a glorificar a Dios con sus bienes, por lo que se debe recurrir a esos medios para sostener a la iglesia? El daño inferido en la salud física, mental y moral con esas escenas de diversión y glotonería no es pequeño. Y el día del ajuste final de cuentas mostrará almas perdidas a causa de esas escenas de algazara y locura.

Es un hecho lamentable que consideraciones sagradas y eternas no tengan el poder para abrir los corazones de los profesos seguidores de Cristo para donar ofrendas liberales para sostener el Evangelio, como la engañosa tentación de un festín y del regocijo general. Es una triste realidad que estos incentivos prevalecen cuando las cosas sagradas y eternas no tienen fuerza para tocar el corazón para empeñarse en obras de benevolencia.

El plan de Moisés en el desierto para obtener recursos tuvo gran éxito. No fue necesaria la compulsión. Moisés no hizo un gran festín. El no invitó al pueblo a escenas de diversión, baile y regocijo general. Tampoco instituyó rifas o cualquier cosa de orden profano para obtener los recursos para levantar el tabernáculo de Dios en el desierto. Dios ordenó a Moisés que invitase a los hijos de Israel a traer sus ofrendas. Fue autorizado a aceptar dádivas de todo hombre que diera espontáneamente y de corazón. Estas ofrendas liberales llegaron en tal abundancia que Moisés proclamó que era suficiente. Ellos debieron suspender sus ofrendas porque habían dado abundantemente, mucho más de lo que podían usar.

Las tentaciones de Satanás tienen éxito con los profesos seguidores de Cristo en cuanto a la indulgencia en los placeres y el apetito. Vestido como un ángel de luz, él cita la Escritura para justificar las tentaciones que coloca delante de los hombres para complacer el apetito, y los placeres mundanales que agradan al corazón carnal. Los profesos seguidores de Cristo son débiles en poder moral y están fascinados con el soborno que Satanás ha presentado delante de ellos, y él obtiene la victoria.

¿Cómo ve Dios a las iglesias que se sostienen con tales medios? Cristo no puede aceptar esas ofrendas, porque no fueron dadas por su amor y devoción por él sino debido a su idolatría del yo. Pero, lo que muchos no harían por el amor de Cristo lo harán por amor de manjares refinados que complacen el apetito y por amor a los placeres mundanales que agradan al corazón carnal ( Id ., 13-10-1874).

Me fue mostrado que el ángel que anota lleva un registro fiel de cada ofrenda dedicada a Dios y puesta en la tesorería, y también del resultado final de los recursos así empleados. El ojo de Dios lleva cuenta de cada blanca consagrada a su causa y la buena voluntad o la renuencia del dador. También se registra el motivo para dar. Aquellos que se han sacrificado, que son consagrados, que han devuelto a Dios las cosas que son suyas, tal como él requiere de ellos, serán recompensados de acuerdo con sus obras ( Testimonies , tomo 2, págs. 518, 519).

Para un estudio adicional: Servicio Cristiano, págs. 213-221. Counsels on Stewardship, págs. 186, 187.

Pensamiento áureo

La gente está vigilando y pesando a aquellos que aseveran creer las verdades especiales para este tiempo. Está vigilando para ver en qué representan su vida y conducta a Cristo. Al empeñarse humilde y fervientemente en la obra de hacer bien a todos, el pueblo de Dios ejercerá una influencia que se hará sentir en toda aldea y ciudad donde penetró la verdad. Si todos los que conocen la verdad echan mano a esta obra a medida que se les presentan las oportunidades, haciendo día tras día pequeños actos de amor en el vecindario donde viven, Cristo se manifestará a sus vecinos. El Evangelio será revelado como poder viviente, y no como fábulas por arte compuestas u ociosas especulaciones. Se revelará como una realidad, no como el resultado de la imaginación o el entusiasmo. Esto tendrá más consecuencia que los sermones, la profesión de fe o los credos ( Joyas de los Testimonios , tomo 2, pág. 502

Spread the love
  •  
  •  
  •  
  •  
  •  
  •  
  •  
  •  
  •  

Comentarios

Comentarios

Category:

Mensajes

Deja un comentario

1 Comment