Tienen un gran tambor, dos panderetas, un contrabajo, dos pequeños violines, una flauta y dos cornetas, un órgano y unas pocas voces.
Como himnario tienen Garden of Spices [Jardín de los sainetes] y acompañan las palabras sagradas con melodías bailables. Nunca han utilizado nuestros propios himnarios, excepto cuando hablan los pastores Breed y Haskell; entonces, comienzan y terminan con un himno de nuestro himnario, pero todos los otros cantos son del otro libro. Gritan amenes, “alabado sea el Señor”, “gloria a Dios”, al igual que en los cultos del Ejército de Salvación. Es perturbador para el alma. Las doctrinas que se predican concuerdan con el resto.
“Las pobres ovejas están verdaderamente confundidas” (Informe de la Sra. de S. N. Haskell a Sara McEnterfer, septiembre 12, 1900).
Cantos bulliciosos e histeria autoinducida
Asistí a la reunión campestre en septiembre de 1900, que se llevó a cabo en Muncie, donde fui testigo presencial de la excitación fanática y de las actividades de estas personas. Había numerosos grupos de personas esparcidos por todo el campamento ocupados en discusiones y, cuando estos fanáticos conducían los servicios en el pabellón grande, se condujeron a sí mismos a un alto grado de excitación por el uso de instrumentos musicales tales como: trompetas, flautas, instrumentos de cuerda, panderetas, un órgano y un gran tambor. Gritaban y cantaban sus cantos agitados con la ayuda de instrumentos musicales, hasta que se volvieron realmente histéricos. Muchas veces, luego de estas reuniones matutinas, cuando venían a la carpa que servía de comedor, los vi temblando como si tuvieran parálisis (Informe de Burton Wade a A. L. White, enero 12, 1962).
Esas mismas cosas que habéis explicado que ocurrían en Indiana, el Señor me ha mostrado que volverían a ocurrir justamente antes de la terminación del tiempo de gracia. Se manifestará toda clase de cosas extrañas. Habrá vocerío acompañado de tambores, música y danza. El juicio de los seres racionales quedará confundido de tal manera, que no podrán confiar en él para realizar decisiones correctas. Y a esto consideran como la actuación del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo nunca se manifiesta en esa forma, mediante ese ruido desconcertante. Esto constituye una invención de Satanás para ocultar sus ingeniosos métodos destinados a tornar ineficaz la pura, sincera, elevadora, ennoblecedora y santificadora verdad para este tiempo. Es mejor no mezclar nunca el culto a Dios con música, que utilizar instrumentos musicales para realizar la obra que en enero pasado se me mostró que tendría lugar en nuestras reuniones de reavivamiento. La verdad para este tiempo no necesita nada de eso para convertir a las almas. El ruido desconcertante aturde los sentidos y desnaturaliza aquello que, si se condujera en la forma debida, constituiría una bendición. El influjo de los instrumentos satánicos se une con el estrépito y el vocerío, con lo cual resulta un carnaval, y a esto se lo denomina la obra del Espíritu Santo.[…] No debería estimularse esta clase de culto. Este mismo género de influencia advino después de cumplida la fecha de 1844. Ocurrieron las mismas representaciones. Los hombres se agitaron y fueron estimulados por un poder que pensaban era el poder de Dios.—Carta 132, 1900; Mensajes Selectos 2:41, 42.
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