(El Gran Tiempo de Angustia, Parte 1)
 
Serán derramadas las copas de la ira de Dios
Solemnes eventos ocurrirán en el futuro. Sonará una trompeta tras otra; una copa tras otra serán volcadas en forma sucesiva sobre los habitantes de la tierra.—Mensajes Selectos 3:487 (1890). {EUD 203.1}
El mundo pronto ha de ser abandonado por el ángel de la misericordia, y las últimas siete plagas han de ser derramadas […]. Los rayos de la ira de Dios pronto han de caer, y cuando él comience a castigar a los transgresores, no habrá tregua hasta el fin.—Testimonios para los Ministros, 182 (1894). {EUD 203.2}
Las naciones en conflicto
Cuatro ángeles poderosos retienen los poderes de esta tierra hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Las naciones del mundo están ávidas por combatir; pero son contenidas por los ángeles. Cuando se quite ese poder restrictivo, vendrá un tiempo de dificultades y angustia. Se inventarán mortíferos instrumentos bélicos. Barcos serán sepultados en la gran profundidad con su cargamento viviente. Todos los que no tienen el espíritu de la verdad se unirán bajo el liderazgo de agentes satánicos; pero serán retenidos hasta que llegue el tiempo de la gran batalla del Armagedón.—Comentario Bíblico Adventista 7:978 (1900). {EUD 203.3}
El mundo entero será envuelto en ruinas
Los ángeles están ahora sujetando los vientos de la lucha para que no soplen hasta que el mundo sea advertido de su cercana condenación; pero se está preparando una tormenta, lista para estallar sobre la tierra; y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena tal de lucha, que ninguna pluma podrá describirla.—La Educación, 175 (1903). {EUD 204.1}
La profecía del Salvador referente al juicio que iba a caer sobre Jerusalén va a tener otro cumplimiento, y la terrible desolación del primero no fue más que un pálido reflejo de lo que será el segundo. En lo que acaeció a la ciudad escogida, podemos ver anunciada la condenación de un mundo que rechazó la misericordia de Dios y pisoteó su ley.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 40 (1911). {EUD 204.2}
Satanás […] sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 672 (1911). {EUD 204.3}
Dios es tanto justo como misericordioso
Es la gloria de Dios ser misericordioso, lleno de paciencia, bondad y verdad. Pero la justicia revelada al castigar al pecador es tan ciertamente la gloria del Señor como lo es la manifestación de su misericordia.—The Review and Herald, 10 de marzo de 1904. {EUD 204.4}
El Señor Dios de Israel va a ejecutar juicio sobre los dioses de este mundo como lo hizo sobre los de Egipto. El destruirá toda la tierra con fuego e inundaciones, plagas y terremotos. Entonces su pueblo redimido exaltará su nombre y lo glorificará en la tierra. ¿No tendrán una actitud inteligente hacia las lecciones de Dios aquellos que están viviendo en la última parte de la historia de esta tierra?—Manuscript Releases 10:240-241 (1899). {EUD 204.5}
Aquel que ha estado como nuestro Intercesor y que oye todas las oraciones de contrición y las confesiones; Aquel a quien se representa con un arco iris, el símbolo de la gracia y el amor, en torno a su cabeza, pronto cesará su obra en el santuario celestial. Entonces descenderán del trono la gracia y la misericordia, y la justicia tomará su lugar. Aquel a quien su pueblo ha buscado, asumirá su derecho: el cargo de Juez Supremo.—The Review and Herald, 1 de enero de 1889. {EUD 205.1}
Dios es presentado en toda la Biblia no solo como un Ser de misericordia y benevolencia, sino también como un Dios de justicia estricta e imparcial.—The Signs of the Times, 24 de marzo de 1881. {EUD 205.2}
La certeza de los juicios de Dios
En nuestros días se representa el amor de Dios como de un carácter tal que impediría que él destruyese al pecador. Los hombres razonan en base a su propia norma inferior de lo correcto y justo. “Pensabas que de cierto sería yo como tú”.Salmos 50:21. Miden a Dios comparándolo con ellos mismos. Razonan sobre cómo actuarían bajo las circunstancias y llegan a la conclusión de que Dios haría como ellos se imaginan que haría […]. {EUD 205.3}
En ningún reino ni gobierno se les permite decir a los transgresores de la ley qué castigo debe ejecutarse contra aquellos que han violado la ley. Todo lo que tenemos, todas las mercedes de su gracia que poseemos, se las debemos a Dios. El carácter ofensivo del pecado contra un Dios tal no puede estimarse más de lo que pueden medirse los cielos con un palmo. Dios es un gobernador moral así como un Padre. Es el Legislador. Hace y ejecuta sus leyes. La ley que no tiene penalidad, no tiene fuerza. {EUD 205.4}
Puede presentarse el razonamiento de que un Padre amante no aceptaría que sus hijos sufriesen el castigo de Dios por fuego, teniendo el poder para socorrerlos. Pero por el bien de sus súbditos y por su seguridad, Dios castigará al transgresor. Dios no obra basado en el plan del hombre. El puede aplicar una justicia infinita que el hombre no tiene derecho de administrar a un semejante. Noé habría desagradado a Dios si hubiese ahogado a uno de los escarnecedores y burladores que lo hostigaban, pero Dios ahogó al vasto mundo. Lot no habría tenido derecho de infligir castigo a sus yernos, pero Dios lo haría usando de estricta justicia. {EUD 205.5}
¿Quién dirá que Dios no hará lo que él dice que hará?—Manuscript Releases 12:207-209; Manuscript Releases 10:265 (1876). {EUD 206.1}
Los juicios vienen cuando Dios retira su protección
Se me mostró que los juicios de Dios no vendrían sobre ellos directamente del Señor, sino de esta manera: Ellos se colocan más allá de su protección. El advierte, corrige, reprueba y señala el único camino seguro; luego, si aquellos que han sido el objeto de su cuidado especial siguen su propio curso, independientemente del Espíritu de Dios, tras repetidas amonestaciones; si eligen su propio camino, entonces él no encarga a sus ángeles que impidan los decididos ataques de Satanás contra ellos. {EUD 206.2}
Es el poder de Satanás lo que está obrando en el mar y en la tierra, trayendo calamidad y angustia, y barriendo multitudes para asegurarse de su presa.—Manuscript Releases 14:3 (1883). {EUD 206.3}
Dios usará a sus enemigos como instrumentos para castigar a aquellos que hayan seguido sus propios caminos perniciosos, por los cuales la verdad de Dios ha sido tergiversada, juzgada equivocadamente y deshonrada.—The Paulson Collection of Ellen G. White Letters, 136 (1894). {EUD 206.4}
El Espíritu de Dios—insultado, rechazado, abusado—ya se está retirando de la tierra. Tan pronto como el Espíritu de Dios se aleje, se llevará a cabo la cruel obra de Satanás en tierra y mar.—Manuscrito 134, 1898. {EUD 206.5}
Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 672 (1911). {EUD 206.6}
A veces los santos ángeles ejercen poder destructivo
Los juicios de Dios fueron suscitados contra Jericó. Era un baluarte. Pero el mismo Capitán de la hueste del Señor vino del cielo para conducir los ejércitos del cielo en un ataque contra la ciudad. Ángeles de Dios asieron los masivos muros y los derribaron.—Testimonies for the Church 3:264 (1873). {EUD 207.1}
Bajo las órdenes de Dios, los ángeles son todopoderosos. En una ocasión, en obediencia a la orden de Cristo, mataron en una noche a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército asirio.—El Deseado de Todas las Gentes, 650 (1898). {EUD 207.2}
El mismo ángel que había bajado de los atrios celestiales para librar a Pedro, había sido mensajero de ira y juicio para Herodes. El ángel hirió a Pedro para despertarlo de su sueño; pero fue con un golpe diferente como hirió al perverso rey, humillando su orgullo y haciendo caer sobre él el castigo del Todopoderoso. Herodes murió en gran agonía mental y corporal bajo el justo castigo de Dios.—Los Hechos de los Apóstoles, 123 (1911). {EUD 207.3}
Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un ángel causó la terrible mortandad con la cual fue castigado su pecado. El mismo poder destructor ejercido por santos ángeles cuando Dios se lo ordena, lo ejercerán los ángeles malvados cuando él lo permita. Hay fuerzas actualmente listas que no esperan más que el permiso divino para sembrar la desolación por todas partes.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 672 (1911). {EUD 207.4}
Las primeras dos plagas
Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca. Apocalipsis 14:9-10. Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles extensos que caerán sobre el mundoinmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios. En el Apocalipsis se lee lo siguiente con referencia a esas mismas plagas tan temibles: “Vino una plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen”. El mar “se convirtió en sangre como de un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar”.Apocalipsis 16:2-3.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 685-686 (1911). {EUD 207.5}
Las plagas estaban cayendo sobre los moradores la tierra. Algunos acusaban a Dios y le maldecían. Otros acudían presurosos al pueblo de Dios en súplica de que les enseñase cómo escapar a los juicios divinos. Pero los santos no tenían nada para ellos. Había sido derrama la última lágrima en favor de los pecadores, ofrecida última angustiosa oración, soportada la última carga y dado el postrer aviso.—Primeros Escritos, 281 (1858). {EUD 208.1}
La tercera plaga
 
Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos mientras no estuviesen hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces caerían las siete postreras plagas. Estas enfurecieron a los malvados contra los justos, pues los primeros pensaron que habíamos atraído los juicios de Dios sobre ellos, y que si podían raernos de la tierra las plagas se detendrían. Se promulgó un decreto para matar a los santos, lo cual los hizo clamar día y noche por su libramiento.—Primeros Escritos, 36 (1851). {EUD 208.2}
“Los ríos, y […] fuentes de las aguas, […] se convirtieron en sangre”. Por terribles que sean estos castigos, la justicia de Dios está plenamente vindicada. El ángel de Dios declara: “Justo eres tú, oh Señor, […] porque has juzgado estas cosas: porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen”. Apocalipsis 16:2-6. Al condenar a muerte al pueblo de Dios, los que lo hicieron son tan culpables de su sangre como si la hubiesen derramado con sus propias manos.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 686 (1911). {EUD 208.3}
La cuarta plaga
En la plaga que sigue, se le da poder al sol para “quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con elgran calor”. Apocalipsis 16:8-9. Los profetas describen como sigue el estado de la tierra en tan terrible tiempo: “El campo fue destruido, enlutóse la tierra; […] porque se perdió la mies del campo […]. Secáronse todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres […]. El grano se pudrió debajo de sus terrones, los basamentos fueron asolados […]. ¡Cuánto gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! […]. Se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto”. Joel 1:10-12, 17-20. “Y los cantores del templo aullarán en aquel día, dice el Señor Jehová; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar echados serán en silencio”. Amós 8:3. {EUD 208.4}
Estas plagas no serán universales, pues de lo contrario, los habitantes de la tierra serían enteramente destruidos. Sin embargo serán los azotes más terribles que hayan sufrido jamás los hombres.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 686-687 (1911). {EUD 209.1}
La quinta plaga
Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo, burlas e imprecaciones, están a punto de arrojarse sobre su presa, cuando de pronto densas tinieblas más sombrías que la oscuridad de la noche caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que refleja la gloria del trono de Dios, se extiende de un lado al otro del cielo, y parece envolver a todos los grupos en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el símbolo de la alianza divina, y ansían ser amparadas de su deslumbradora claridad […]. {EUD 209.2}
Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para librar a su pueblo. Sale el sol en todo su esplendor. Sucédense señales y prodigios con rapidez. Los malos miran la escena con terror y asombro, mientras los justos contemplan con gozo las señales de su liberación.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 693-694 (1911). {EUD 209.3}
La ley de Dios aparece en el cielo
Entonces aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: “Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez”. Salmos 50:6. Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen de todos los espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes de la tierra.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 697 (1911). {EUD 210.1}
Los perdidos condenan a sus falsos pastores
Los miembros de iglesia que han visto la luz y han sido convencidos de su culpabilidad, pero que han confiado la salvación de sus almas a los ministros, aprenderán en el día de Dios que ninguna otra alma puede pagar el rescate por sus transgresiones. Surgirá un terrible clamor: “Estoy perdido, eternamente perdido”. Habrá quienes sentirán que serían capaces de despedazar a lo ministros que han enseñado falsedades y han condenado la verdad.—Comentario Bíblico Adventista 4:1178 (1900). {EUD 210.2}
Todos concuerdan para abrumar a los ministros con la más amarga condenación. Los pastores infieles profetizaron cosas lisonjeras; indujeron a sus oyentes a menospreciar la ley de Dios y a perseguir a los que querían santificarla. Ahora, en su desesperación, estos maestros confiesan ante el mundo su obra de engaño. Las multitudes se llenan de furor. “¡Estamos perdidos!—exclaman—y vosotros sois causa de nuestra perdición”; y se vuelven contra los falsos pastores. Precisamente aquellos que más los admiraban en otros tiempos pronunciarán contra ellos las más terribles maldiciones. Las manos mismas que los coronaron con laureles se levantarán para aniquilarlos. Las espadas que debían servir para destruir al pueblo de Dios se emplean ahora para matar a sus enemigos.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 713-714 (1911). {EUD 210.3}
Aquí vemos que la iglesia, el santuario del Señor, era la primera en sentir los golpes de la ira de Dios. Los ancianos (Ezequiel 9:6), aquellos a quienes Dios había brindado gran luz, que se habían destacado como guardianes de los intereses espirituales del pueblo, habían traicionado su cometido.—Joyas de los Testimonios 2:65-66 (1882). {EUD 211.1}
Los falsos pastores vuelven ineficaz la Palabra de Dios […]. Su obra pronto recaerá sobre ellos mismos. Entonces serán presenciadas las escenas descritas en Apocalipsis 18, cuando los juicios de Dios caerán sobre la Babilonia mística.—Manuscrito 60, 1900. {EUD 211.2}
La sexta plaga
Los espíritus de demonios irán en busca de los reyes de la tierra y por todo el mundo para aprisionar a los hombres con engaños e inducirles a que se unan a Satanás en su última lucha contra el gobierno de Dios.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 681-682 (1911). {EUD 211.3}
El Espíritu de Dios se está retirando gradualmente del mundo. Satanás también está preparando sus fuerzas del mal, saliendo “a los reyes de la tierra en todo el mundo” para reunirlos bajo su bandera y prepararlos para “la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”. Apocalipsis 16:14.—Comentario Bíblico Adventista 7:994 (1890). {EUD 211.4}
Después de la descripción de Juan en Apocalipsis 16 sobre ese poder hacedor de milagros que iba a reunir al mundo para el último gran conflicto, se dejan los símbolos y una vez más la voz de la trompeta da un sonido certero: “He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo y vean su vergüenza”.Apocalipsis 16:15. Después de la transgresión de Adán y Eva ellos quedaron desnudos, porque el manto de luz y seguridad se había retirado de ellos. {EUD 211.5}
El mundo habrá olvidado la admonición y las advertencias de Dios como pasó con los habitantes del mundo del tiempo de Noé y con los moradores de Sodoma. Despertaron con todos sus planes e invenciones de iniquidad, pero repentinamente la lluvia de fuego cayó del cielo y consumió a los impíos habitantes. “Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”. Lucas 17:30.—Manuscript Releases 14:96-97 (1896). {EUD 211.6}
La última gran batalla entre el bien y el mal
Dos grandes poderes antagónicos se revelan en la última gran batalla. En un lado está el Creador del cielo y de la tierra. Todos los que están a su lado llevan su sello; son obedientes a sus mandamientos. Al otro lado está el príncipe de las tinieblas con los que han preferido la apostasía y la rebelión.—Comentario Bíblico Adventista 7:993 (1901). {EUD 212.1}
Un terrible conflicto está ante nosotros. Nos estamos acercando a la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. Lo que se ha mantenido en control, va a desatarse. El ángel de la misericordia está plegando sus alas, preparándose para descender del trono y dejar el mundo bajo el control de Satanás. Los principados y potestades de la tierra están en amarga revuelta contra el Dios del cielo. Están llenos de odio contra los que le sirven, y pronto, muy pronto, se peleará la última gran batalla entre el bien y el mal. La tierra será el campo de batalla, la escena de la contienda final y de la victorea final. Aquí, donde por tanto tiempo Satanás ha encabezado a los hombres contra Dios, la rebelión será suprimida para siempre.—The Review and Herald, 13 de mayo de 1902. {EUD 212.2}
Las batallas que se riñen entre los dos ejércitos son tan reales como las que entablan los ejércitos de este mundo, y son destinos eternos los que dependen del resultado del conflicto espiritual.—La Historia de Profetas y Reyes, 130 (1914). {EUD 212.3}
Todo el mundo será reunido en un lado o en el otro
Todo el mundo estará de un lado o del otro del asunto en litigio. Tendrá lugar la batalla del Armagedón, y ese día no debe encontrar a ninguno de nosotros durmiendo. Debiéramos estar completamente despiertos, como vírgenes prudentes que tenemos aceite en nuestras vasijas y en nuestras lámparas. El poder del Espíritu Santo debe estar sobre nosotros, y el Capitán de las huestes del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla.—Mensajes Selectos 3:487 (1890). {EUD 212.4}
La enemistad de Satanás contra lo bueno se manifestará más y más a medida que ponga en actividad sus fuerzas para llevar a cabo su última obra de rebelión, y toda alma que no esté plenamente entregada a Dios y protegida por el poder divino formará alianza con Satanás contra el cielo, y se unirá en la batalla contra el Gobernante del universo.—Testimonios para los Ministros, 465 (1892). {EUD 213.1}
Pronto todos los habitantes de la tierra se habrán decidido en favor o en contra del gobierno del cielo.—Joyas de los Testimonios 3:143 (1902). {EUD 213.2}
La séptima plaga
Necesitamos estudiar el derramamiento de la séptima copa. Apocalipsis 16:17-21. Los poderes del mal no abandonarán el conflicto sin luchar; pero la Providencia tiene una parte que desempeñar en la batalla del Armagedón. Cuando la tierra esté alumbrada con la gloria de ángel de Apocalipsis 18, los elementos religiosos, buenos y malos, despertarán del sueño y los ejércitos del Dios viviente irán a la batalla.—Comentario Bíblico Adventista 7:994 (1899). {EUD 213.3}
Pronto se peleará la batalla del Armagedón. Aquel sobre cuya vestidura está escrito el nombre “Rey de reyes y Señor de señores”, conduce a las huestes celestiales montadas en caballos blancos, vestidos de lino fino, limpio y blanco. Apocalipsis 19:11-16.—Comentario Bíblico Adventista 7:993 (1889). {EUD 213.4}
Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos marítimos que se volvieron como Sodoma por su corrupción, son tragados por las enfurecidas olas […]. Las más soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se parten de arriba abajo, y son libertados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 695 (1911). {EUD 213.5}
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