EL CREADOR DE LA MÚSICA

Dios creó la música, y otorgó a sus criaturas la facultad de disfrutarla y usarla para su gloria. Contempló el cielo como un lugar lleno de música. “La melodía de alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en contacto con la tierra, se oye música y alabanza, ‘alegría y gozo, alabanza y voces de canto’ [Isaías 51:3]”. La Educación (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1964), 161.

Antes de su caída, “Satanás había dirigido el coro celestial. Había dado la nota; luego toda la hueste angélica se había unido a él, y entonces en todo el cielo habían resonado acordes gloriosos en honor de Dios y de su amado Hijo”. La Historia de la Redención (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1981), 25.

Desde su expulsión Satanás ha pervertido con frecuencia la música y la ha transformado en instrumento seductor de la tentación. “Pero, debidamente empleada es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos hacia temas más nobles, y a inspirar y levantar el alma”. La Educación, 167.

La voz es un don destinado a ser una bendición. “La voz humana expresada en canto constituye uno de los talentos dados por Dios y que deben emplearse para su gloria. El enemigo de la justicia utiliza provechosamente ese talento a su servicio. Y lo que es un don de Dios, dado para bendecir las almas, es pervertido, mal aplicado y sirve a los propósitos de Satanás. Este talento de la voz es una bendición si se consagra al Señor para servir a su causa”. El evangelismo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1975), 363.

Rafael Díaz